Recuerdos

Psicóloga en Santiago/ julio 2, 2019/ Memoria/ 0 comentarios


Los recuerdos son la representación elemental de la experiencia, la unidad básica de aprendizaje, el paradigma de la Psicología Cognitiva y de la Neurociencia, el «perfume del alma» o «la novela de la vida» que dirían los poetas y la mayor fortuna que tenemos si tenemos la fortuna de mantenerlos y poder conservarlos.

Los recuerdos son el producto de la memoria, y la memoria es uno de los mecanismos de procesamiento de la información más sofisticado y complejo existente. Un entramado de neuronas, neurotransmisores, reacciones químicas que afectan a estructuras que a su vez afectan a la química cerebral, un vasto universo para crear lo intangible y más distintivo de la persona, sus recuerdos.

Lo primero que la memoria hace es codificar, traducir las vivencias, los impactos de lo nervioso y sensorial a unidades de recuerdo; después, a base de repeticiones, las almacena para terminar recuperándolas cuando se requiere o cuando determinados estímulos evocan su presencia.

Nuestro cerebro es como un gigantesco ordenador, con un potente disco duro, capaz de almacenar billones y billones de ítems.

Se sabe que hay tres tipos de sistemas de memoria, según la duración de la información almacenada: la memoria sensorial, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. En la sensorial se graban unidades muy breves, de segundos, potentes recuerdos fugaces asociados a sensaciones, a una imagen, a un sonido…en la memoria a corto plazo se graban las cosas durante un período breve de tiempo, y es la que utilizamos para recordar datos del día a día, o forzándonos a retenerlos para un exámen, y la memoria a largo plazo mediante un reforzamiento permanente de la sinapsis, con activación de ciertos genes y la síntesis de determinadas proteínas, fija nuestro aprendizaje de forma indeleble y duradera.

No hay un lugar físico concreto para la memoria en nuestro cerebro, sino diferentes localizaciones y estructuras implicadas.

Desde la formación de los primeros recuerdos a las enfermedades que afectan a la memoria, todo es un universo difícil de precisar. La memoria da origen a muy curiosas vivencias, desde el tener algo «en la punta de la lengua» y no ser capaz de decirlo, a fenómenos como el «déjà vu», tener la impresión de ya haber vivido algo, una situación que, en realidad no hemos vivido, o lo opuesto, el «jamais vu», estar en una situación ya conocida y experimentada y no identificarla en absoluto…

La memoria se entremezcla con la imaginación y es capaz de confabular y rellenar lagunas con auténticas invenciones. Muchas veces, las cosas no son nada hasta que las recordamos. Pasamos veloces por paisajes y vivencias sin tiempo o capacidad para nada más que registrarlas, » hacer la foto» y revivirla en el recuerdo…El recuerdo va siendo, aun de los malos momentos, la literatura privada de cada cual.


La memoria tiene muchas opciones para ejercitarla: trucos, rimas, asociaciones y repeticiones: nos pasamos media vida buscando en nuestros archivos mentales la manera de retener unos datos, los ríos y afluentes, la lista de la compra, los detalles de aquél viaje…

Los recuerdos son caprichosos, a veces, sin que nada lo presagie acuden a uno y le aportan luz y una mirada nueva sobre la propia vida. Sería imposible vivir recordándolo todo y es tarea de la persona cabal seleccionar qué recuerdos debe permitir que asienten más en su presente y cuáles le conviene desdeñar…

Estoy convencida de que somos el recuerdo que dejaremos un dia, y el recuerdo del recuerdo y así, entrelazados generación tras generación ir haciendo del mundo nuestra casa…


En la foto, mi familia paterna; de pie, en la esquina, mi padre.

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